“Le mostré mis poemas a Ezra Pound. Dijo que yo era un gran cuentista.”
Carta a Gertrude Stein, 1920
La obra poética de Ernest Hemingway permaneció completamente inédita hasta el año 1979 en que apareciera la edición revisada de sus 88 poemas. Dentro de ese corpus poético se incluyen textos de su más temprana hornada juvenil, pasando por los alusivos a la experiencia de la Primera Guerra Mundial, los que produjera en sus años parisinos, así como los de un último cuaderno (Farewells) que están datados entre los años 1944 y 1956. De este último, se destacan al menos cuatro textos, que tienen la peculiaridad de haber sido escritos en Finca Vigía, y que por ese detalle, tienen el bien ganado apelativo de cubanos, incluido ese Si rehusaras ser mi Valentina… “Si rehusaras ser mi Valentina / me colgaría en tu árbol de Navidad”; fechado el 14 de febrero de 1956, en Finca Vigía. Mary Welsh cita en su libro How It Was estos dos versos de San Valentín que Hemingway escribió para ella. A Hemingway le había gustado tanto su árbol de Navidad que no dejó que lo quitaran aún habiendo pasado muchos meses de esa celebración.
Hemingway no pretendió nunca ser poeta, pero como muchos novelistas -Joyce, Faulkner y Fitzgerald, entre otros- compuso poesía mientras se convertía en un reconocido novelista. Sin embargo, después de haber alcanzado la fama, continuó experimentando en el campo de la poesía. Ernest sabía que su fuerte no era el verso y esta licencia parecía más un juego literario que un compromiso personal.
Gertrude Stein consideró que, aunque Hemingway mostrara un gran talento, no conocía aún la dificultad que entrañaba el escribir. Stein reforzó en Hemingway el talento del artesano y la disciplina creativa, aspectos que el norteamericano agradecería en un principio pero que con el tiempo olvidaría.
Otro mentor de Hemingway en París, fue Ezra Pound, no sólo influyó en su estilo, sino que además estimulo al joven. La propia frase de Pound, “la edad lo exige”, sirvió a Hemingway en uno de sus poemas más enérgicos. Me está enseñando a escribir y yo le estoy enseñando a boxear.
Del recuerdo de Stein y Pound, surgieron los poemas que Hemingway escribió en París. Esos versos son concomitantes a esas influencias y al marcado por sus protectores. Después vendrían esos cargados de pólvora, muerte, soldados e ironías muy propias de la personalidad del escritor.
Hemingway rara vez habló de su poesía en obras en prosa. Sin embargo, en Las verdes colinas de África (1935), la novela verídica basada en un safari del año 1933, escribió acerca del encuentro que tuvo un austríaco llamado Kandisky, nombre ficticio de Hans Koritschoner, y que mostraba cierto interés por la literatura contemporánea.
Hemingway escribió rápidamente la mayoría de sus poemas para satisfacer algún propósito inmediato. De lo que se desprende que su vena no era la poesía. Sin embargo, muchos de sus manuscritos muestran indicios de haber sido redactados varias veces, y más de la mitad de los poemas están escritos en un borrador. Los manuscritos, fruto de estos singulares momentos creativos, han sobrevivido porque Hemingway guardaba todos los trozos de papel que utilizaba. Estos poemas han viajado tanto como su autor; algunos pasaron la guerra olvidados dentro de un baúl en los sótanos del Ritz de Paris; los sujetapapeles se habían oxidado, esperando, en la trastienda del bar Sloppy Joe en Cayo Hueso, otros fueron encontrados en Finca Vigía y unos cuántos más en Idaho. En la actualidad, la Biblioteca John F. Kennedy de Boston lo tiene a resguardo.
Varias ediciones piratas de los poemas de Hemingway han aparecido en todos estos años. Sin ir más lejos, hace un tiempo un coleccionista se comunicó conmigo para “ofertarme un manuscrito”. A lo lejos uno de daba cuenta que era falso pero siempre algún ingenuo distraído aparece y pica el anzuelo.
La riqueza de la poesía de Hemingway radica en que su autor nunca se creyó poeta y eso vistió a sus versos de una enorme espontaneidad. Lo que sigue es parte de esas pinceladas de vida.
Lo inexplicable
Cuando los insectos de junio estaban en círculo
alrededor de la luz de arco de la esquina
y proyectaban sombras en la calle;
cuando deambulabas con los pies descalzos
una noche oscura y cálida de junio
por donde el rocío de la hierba fresca bañaba tus pies.
Cuando oíste el punteo del banjo
en el porche del otro lado de la calle,
y percibiste la fragancia de las lilas del parque
había algo que forcejeaba en tu interior
que no podías expresar con palabras.
Estabas realmente viviendo poesía a oscuras. (1917)
Cautivos
Algunos llegaron encadenados.
Sin remordimientos, pero cansados.
Demasiado cansados, sólo para tambalearse.
Pensando y odiando haber sido acabados
pensando y peleando por haber sido acabados.
Así se cura una larga campaña,
fabricando fácilmente la muerte. (1920)
Campos de Honor
Los soldados nunca mueren bien:
las cruces marcan los lugares;
donde ellos cayeron hay cruces de madera;
un palo sobre sus caras.
Los soldados empujan y tosen y caen de cabeza
todo el mundo grita en rojo y negro
los soldados se sofocan en una trinchera y
se asfixian completamente durante el ataque. (1920)
D'Annunzio
Medio millón de italianos muertos
y encuentra placer en esto
el hijo de puta. (1920)
Asesinado en Piave . 8 de Julio de 1918
El deseo y
las dulces y pungentes penas
y las superficiales heridas
que fuiste tú,
se han convertido en triste realidad.
Ahora de noche vienes sin sonrisa
a acostarte conmigo
una torpe, fría y rígida bayoneta
sobre mi alma encendida, palpitante. (1921)
Últimamente
Intentó escupir la verdad;
con la boca reseca al principio,
babeó y baboseó al final;
la verdad goteaba por su barbilla. (1921)
Todos los ejércitos son Iguales
Todos los ejércitos son iguales
la publicidad es fama
la artillería hace el mismo viejo ruido
el valor es atributo de los muchachos
los viejos soldados tienen los ojos cansados
todos los soldados escuchan las mismas viejas mentiras
los cadáveres siempre han atraído a las moscas. (1922)
No me interesan las mujeres extravagantes
No me interesan las mujeres extravagantes
ni el coñac
ni las mentiras
porque estoy enamorado. (1922)
A Chink cuyo oficio es ser soldado
Cuando seas recogido muerto
tu cara horriblemente tensa
la situación claramente perfilada
por los muertos
no creeremos que te fuiste
tus botas han caído demasiadas veces
hemos bebido demasiada buena cerveza
visto salir el sol
e imprecado a la lluvia
eso estropeó la pista
o volvió al río pardo
así que las moscas eran inútiles. (1924)
Conclusión
Así que si ella muere
y tú lo escribes
siendo un escritor y una mierda
mitigándolo cuando duermes otra vez de noche,
solo o diciéndoselo a las putas
sus mentes están embotadas
pero, oh, sus vaginas están en su sitio
les pagas pero algunas veces también les gusta
y sienten tus heridas más ávidamente que te sienten a ti. (1926)
Poesía
Así que ahora,
habiendo perdido anoche a los tres,
devolviéndolos hoy,
los bosques húmedos y oscuros… (1944)
A Cristiano Loco
Hubo un gato que se llamaba Cristiano Loco
que no vivió lo suficiente como para retorcerse
tenía el corazón alegre, joven y bello
y conocía todos los secretos de la vida
siempre llegaba a tiempo para desayunar
corría por tus pies, persiguiendo una pelota
era más rápido que un pony de polo
su cola era un penacho que corría con él
era más negro que la noche y más rápido que la luz.
Así que los gatos malos lo mataron en otoño. (1946)
Poema campestre con poco campo
Cuando la ginebra se acaba y todo termina
es cuando los caballos, las abejas y los tréboles
acogen nuestras penas y alegrías:
ser conocidos por todos nuestros chicos
sin demasiado estruendo.
El estruendo que forman los caballos está bien
sobre la turba sobre caminos arenosos y en el bosque
la abeja retrocede y entra veloz
él sabe el papel que le ha sido asignado
el bombardeo vive siempre
más real cuando hay dos juntos
pero aparecen fallos en el ala izquierda
¿quién, en línea, gritó
Un perro, un canalla? (1949)